Si estás cansado del suelo que tienes en casa, pero no te apetece meterte en obras, existe una solución que hará de tu casa un lugar mucho más acogedor.

El suelo laminado es fácil de instalar y de mantener, además es más resistente que la madera. Con el suelo laminado podemos crear distintos ambientes que darán un toque de personalidad a tu casa.

El mantenimiento de este tipo de suelos es muy sencillo, lo más fácil es pasar una mopa para mantenerlo limpio, y cada 4 o 5 días puede pasarse una fregona que esté bien escurrida, no es recomendable echarle agua en abundancia porque con el tiempo puede dañar el material y hacer que se noten más los bordes de las lamas.

Estos suelos soportan los retos de la vida cotidiana y no pierden belleza con el paso de los años.

– Baño

El suelo laminado es ideal para el baño. Existe la falsa creencia de que estos suelos pueden dar problemas en los baños debidos a la humedad y el agua que se genera en estas estancias, pero hoy en día, gracias a su composición, son resistentes a ambos factores. Además son antideslizantes y antibacterianos. Se recomienda instalar un suelo laminado de color claro.

– Cocina

Quedan preciosos en cocinas, y al igual que en el baño, el suelo laminado para la cocina es antideslizante, antibacteriano y antirayado. Un suelo laminado de tonos oscuros ayudará a crear contrastes y dar una mayor sensación de espacio acogedor.

– Salón

Aquí necesitamos un suelo laminado de uso intenso, que tenga más poder de durabilidad y aguante. Los salones son lugares más públicos, es donde recibimos a los familiares y amigos y en donde estamos la mayor parte del día, por eso han de contar con las características anteriores. Aquí se recomienda usar tonos claros y suaves.

– Dormitorios

Se suele elegir el mismo tipo de suelo que el del salón por dar continuidad y mantener un equilibrio en el diseño de la casa. Pero se puede dar un toque diferente muy chulo con un suelo distinto en los dormitorios. En los dormitorios es donde podemos jugar más con los colores, sin llegar a pasarnos en exceso para no romper la estética y la armonía del resto de la vivienda.